Danny Boyle es un director al que le tengo bastante aprecio. Siempre intento mirar sus películas con interés porque al menos sé que me van ofrecer algo diferente a lo establecido, al menos en lo visual y en lo narrativo. De sus últimos trabajos disfruté mucho con 127 horas, y algo menos con Trance. Confieso que Steve Jobs la tengo aún pendiente. Le tenía algo perdida la pista a su trayectoria reciente, por eso desconocía por completo que fuese a encargarse de una secuela de Trainspotting, película de culto que en su día marcó a toda una generación de jovencitos impresionables y que era todo una carta de amor al consumo de heroína. Reconozco que yo fui uno de esos jovencitos, y aunque nunca llegué a darle a la aguja como el amigo Renton, si que me pegó fuerte y no alcanzo a recordar las veces que pude ver la película, siendo una de las primeras, y pocas, películas que llegué a comprar en VHS, porque me flipó y porque regalaban un póster. La cinta de VHS aún la tengo por ahí, el pós